Video clip de una sesión de Electroquimioterapia de un Carcinoma de células escamosas nasal felino
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La Criocirugía es una técnica médica local que se basa en la aplicación terapéutica de nitrógeno líquido que alcanza temperaturas extremadamente bajas (-196°C) en tejidos vivos, con el fin de ocasionar la destrucción celular.
El principio básico de la criocirugía es la rápida congelación y la lenta descongelación del tejido de forma tal que el tiempo de descongelación duplique al de congelación para facilitar la formación de cristales grandes, rehidratación celular, disrupción de la membrana y garantizar la muerte celular.
La acción del frio consta de tres fases:
Los factores determinantes para el éxito de la criocirugía son el tamaño y volumen de la masa a tratar, la temperatura en la punta criogénica, el tamaño de dicha punta, tiempo y cantidad de aplicaciones o ciclos así como la ubicación y densidad del tejido a tratar.
Con criocirugía se pueden tratar lesiones malignas como carcinoma de células escamosas, carcinoma baso celular, adenocarcinomas y melanomas. En cuanto a lesiones benignas las más comúnmente tratadas son papilomas, epiteliomas, granuloma piogénico, queloides verrugas benignas, angiomas y queratosis actínica. Es muy útil para tratar lesiones en plano nasal, parpado, globo ocular, borde de orejas, lesiones en mucosas de cavidad oral y genital.
Existen diferencias en la cantidad de ciclos, la profundidad y tiempo de aplicación cuando se tratan lesiones malignas o benignas esto permite garantizar el éxito terapéutico. Las lesiones deben ser menores a los 3 cm de diámetro, pero lesiones de mayor tamaño se pueden tratar en dos o más tiempos.
Es una técnica que puede utilizarse sola o combinarse con otros métodos como ser la cirugía convencional (tratamientos intraquirurgicos o extirpación de la masa y congelación del lecho para ampliar márgenes de seguridad), curetaje, radiofrecuencia y electroquimioterapia.
Por otro lado, las complicaciones no son frecuentes, en general no es un tratamiento doloroso y el manejo posterior es ambulatorio. Es habitual la sedación con o sin anestesia local de los pacientes veterinarios para poder abordar la lesión y tener éxito en el tratamiento.